“LAS
ESTATUAS TAMBIÉN TIENEN SENTIMIENTOS…”
Cap.1
Flor era una chica
humilde de 12 años que no le alcanzaba la plata para todos los gastos ella se había
obsesionado con lo de ser estatua y en eso decidió poner primero en su lista:
ser estatua. Siempre pensaba en las frases de su tío, que falleció.
Además tenía un hermano, le decía “Enano”. No le alcanzaba
la plata para los gastos porque él no paraba de comer y si no comía gritaba.
Flor tiene una madre que le dice Mimí.
Cap. 2
Cuando llegó a la plaza el Rey (estatua
viviente que la ayudó a ser estatua), ya estaba trabajando y un grupito de personas lo miraban.
Llevaba un traje fantástico todo blanco, con su peluca y corona, sus
sandalias y capa. Mientras estaba
inmóvil tenía los ojos cerrados, le pusieron una moneda y él hizo su magnífica
reverencia. Lentamente miró al público,
asomó una sonrisa y volvió a la quietud. El grupo lo admiró un rato más y ahí
fue cuando decidió acercarse.
Al rey ayuda a Flor y ella no le quería contar a nada a Mimi sobre lo sucedido porque
ella sabía que Mimi le diría que
no y ella decidió guardar el secreto sobre su trabajo de ser
estatua.
Cap.3
Quedamos en encontrarnos 2 sábados después a las 11:00 a.m.
junto al árbol. Yo me había comprometido a participar mucho durante ese tiempo
y a llegar muy bien preparada. Creo que llegué bastante preparada, pero para el
muy bien me faltaban como 2 meses, horas de inmovilidad frente al espejo y una paciencia
que no tenía: estaba ansiosa por empezar de unas vez.
El rey me había dicho
lo que tenía que llevar: remera, medias largas, y guantes todos blancos. También
una sábana. Él me iba a prestar la peluca, la corona y una capa por ese único día
que pasaríamos juntos.
Cap. 4
No fue fácil convencerla
a Mimi. Antes aunque terminara de entender de qué se trataba la cosa empezó a
decir que no insistieron porque no iba a hacerle cambiar de idea. Que a los 12
años yo no podía ni soñar con un trabajo y menos con ese tipo que no sabíamos nada.
Que no me hiciera la loca y que me pusiera a hacer la loca.
Pero yo insistí igual, porque la conozco y sé que a la larga
suele ceder. Aunque antes siempre se pone muy nerviosa durante un buen rato. Y
cuando ella se pone muy nerviosa quien más se altera es el enano.
Cap.5
Flor tiene una nueva enemiga “Claudina” los problemas
empezaron en primer grado. Flor la odia porque Claudina gusta de un chico llamado Daniel, en ese
momento hizo una lista “cosas que odio de Claudina”.
1: Se cree perfecta.
2: Cuando se pelea con alguien llora delante de los
maestros para que la defiendan.
3: Apenas a empujan se tira al piso y dice la lastimaron.
4: Es linda.
5: Se viste con ropa llamativa para que todos la miren.
6: Le gusta Daniel.
La profe de Flor, “Paula” le dijo que se quedara en el
recreo porque necesitaba hablar con ella. Pensó que iba a hablar sobre su
trabajo de estatua y sobre las matemáticas “cosas para escribir en un barquito
para Daniel”
Lista
1: Hola
2: Hola Daniel
3: Daniel
4: Daniel hola
Cap. 7
Un día el rey le habló del concurso.
Era un concurso que se hacía todos los años en una galería
que participaban distintas estatuas del país. Había que estar exhibiéndose un día
entero (aunque se podía tomar varios descansos).
CAP. 8
Un diario sacó una foto de las 3 estatuas premiadas en el concurso y eso me convirtió en la escuela en una especie de celebridad. No
sé por qué la gente piensa que los que salen en el diario son importantes, pero
todos me empezaron a mirar distinto es verdad, no se nos veía muy bien en la
foto: estábamos al lado de los que habían obtenido los 2 premios y apenas se distinguía
nuestras caras. Pero ahí estaba mi nombre y el comentario corrió de boca en
boca. Hasta hubo algunas chicas de séptimo “B” que vinieron a que les contara
como había obtenido el premio y una me pidió que le firmara la foto como si
fuera una estrella de cine.
Cap. 9
Un domingo, cuando estaba a punto de salir de casa con
todo el equipo, llamó el Rey para
decirme que no podía ir. Que tenía un
resfriado espantoso y se iba a quedar en la cama. Hablaba como si alguien le
hubiese puesto un gancho en la nariz.
-si tedes gadas, pdobá sola- dijo le contesté que no, que
sola no me gusta va, pero después empecé a dudar. Al fin y al cabo no estaba
mal intentarlo un poco por mi cuenta para ver qué pasaba. Mimí y el Enano habían
salido a hacer las compras, de modo que no tenía a quien consultarle. Igual,
seguro que ella me iba a decir que no, así que mejor decidía por mi cuenta. Tomé
el bolso y Salí.
Cap. 10
Una frase
célebre de mi tío Antonio dice que no hay que considerar que un barco ha
naufragado hasta que a uno no le llega el agua al cuello. Durante un tiempo no entendí por qué diablos decía eso
si nunca se había subido a un barco pero él me explicó que tiene que ver con no
darse por vencido mientras se puede seguir peleando.
Mucho después la frase se aplicó
increíblemente bien a la situación con
Daniel. Porque precisamente, de barcos se trataba un sábado cuando yo ya
pensaba que el plan elaborado con el rey no había seguido más que un delirio,
el volvió a aparecer. Lo vi cuando nos observaba desde lejos mientras nos
movíamos ante un grupo de señoras
En ese momento pensé que si quería el asunto
de barco de papel parecía natural con él, teníamos que teníamos que empezar a
repetirlo entre la gente que se acercaba.
Cap. 11
Pasó otra larga semana en la escuela sin que Daniel me
mirara. Aun así, seguía teniendo el barco nuevo el bolsillo derecho del traje siguiente, cuando
nos encontramos con el rey en la plaza.
Estaba muy nublado y dudamos si valía la pena cambiarnos, porque se venía la tormenta
cuando llueve no hay nadie que se detenga a mirar una estatua. En ese momento
pasó Toto, el vendedor de globos y nos
dijo que según su infalible olfato, un par de horas para que llegara la lluvia.
Cap.12
El miércoles me levanté más temprano que nunca para repasar,
porque teníamos prueba de matemáticas digo levantarme temprano también, pero no
tanto.
Esta prueba era muy importante porque se definía si aprobaba
o no la materia y también mi futuro instantáneo: Mimí me había advertido que si
no me iba bien la cosa tendría que cambien, significaba que yo estaba
confundida más claramente (mi madre le gusta dar muchas vueltas al hablar). Para
que me sirva sacarme un diez.
Cap.13
En los días siguientes Daniel solo me dirigió la palabra en una oportunidad, para preguntarme por el punto número 3 de la
tarea de Historia. Yo no entendía por qué se comportaba así. Era evidente que
no quería acercarse demasiado, no sé si por vergüenza o por temor a que lo
nuestro se notara frente a los demás. A mí se empezaron a derretir las
expectativas, mientras sentía crecer el presentimiento de que, hiciera lo que hiciera, venia en lo
naufragio.
Comentarios
Publicar un comentario